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Alarma en el Gobierno: un número clave se acerca a los peores registros de los momentos más críticos de Macri

Gondolas, precios, inflación - Foto: Telam

Según publica La Nación La inflación de marzo ya tiene un piso de 5% para el equipo económico y economistas privados, aunque algunos la sitúan bastante por encima de esa variación; cruces entre el cristinismo y el albertismo.

Por: Francisco Jueguen

Ya no existen las dudas ni en el Gobierno ni entre los privados. La inflación de marzo se aceleró, marcará algunas décimas por encima del 5% y se acercará –con tarifas y una depreciación del tipo de cambio viajando muy por detrás del IPC–, a las peores cumbres mensuales en materia de precios visitadas por Mauricio Macri en momentos en los que el dólar era extrema volatilidad.

En el gabinete económico de Alberto Fernández y Cristina Kirchner confirman que la inflación del mes pasado estuvo por encima del 5%. Los economistas coinciden, pese a que algunos calcularon que esa variación puede superar ampliamente el 6%. El Indec difundirá el índice de precios al consumidor (IPC) el próximo 13 de abril.

Los peores números de la gestión de Juntos por el Cambio se dieron en septiembre de 2019 (5,9%), tras las PASO que ganó Fernández y el salto del tipo de cambio. Pero un año antes, en el inicio de la corrida de la divisa, el dato de inflación había tocado picos de 6,5% en septiembre y de 5,4% en octubre.

El mes que los argentinos dejan atrás sería el primer período completo en el podrán verse los impactos globales –en materia de precios de las commodities de energía y alimentos, y en problemas vinculados con la logística– derivados de la invasión de Rusia a Ucrania que, de a poco, reemplazan a aquellos que produjo en la oferta y demanda mundial la pandemia de coronavirus. Todo lo demás es argentino: inercia inflacionaria por años, dramas estructurales irresueltos y expectativas privadas erosionadas por la política económica oficial.

Ante el cimbronazo político que producirá el número de marzo, en la interna dentro del Gobierno ya aparecieron, en la arena pública, los primeros garrochistas. “La batalla contra los precios va a seguir siendo dura, compleja y siempre recordemos que no es exclusiva responsabilidad de la Secretaría [de Comercio Interior]”, le dijo Roberto Feletti, días atrás, al público cristinista en la radio de El Destape. El funcionario de Cristina Kirchner envió luego un mensaje directo: “La microeconómica de la Secretaría tiene que inscribirse en un plan macroeconómico que genere expectativas favorables para el índice de precios”. La mira en Martín Guzmán.

El Ministro de Economía selló anteayer un acuerdo con la CGT y la Unión Industrial Argentina (UIA) para intentar generar un diálogo tripartito y consensuar medidas para frenar la inflación y la licuación de los salarios (el principal problema en este último punto está en el sector informal, que anualmente pierde diez puntos contra los precios).

Fuentes oficiales contaron a LA NACION que se están barajando medidas que se presentarán a trabajadores y empresas el martes cuando vuelvan a reunirse. Tras el encuentro en el Palacio de Hacienda se mencionó que se sumará a esa mesa a Julián Domínguez. Nada se dijo de Feletti, quien se había sentado junto a sus pares en previos encuentros vinculados al debate por los precios.

En marzo se dieron los primeros los primeros aumentos de tarifas de los servicios públicos (luz y gas) desde mayo y junio del año pasado. Los rubros educación (arranque de clases) e indumentaria (cambio de temporada), por estacionalidad, presionaron al IPC. Además, se registraron alzas en combustibles (empujados por la YPF conducida por La Cámpora), en medicamentos y prepagas, y de 5% en los precios de los autos.

Para algunos analistas, los precios de los alimentos y bebidas se aceleraron, mientras que para otros se ralentizaron frente a meses previos. Para ambas especies, no obstante, corrieron por encima del nivel general, con subas muy significativas. Se trata de saltos que preocupan en el Gobierno, que buscó aprovechar esta semana la fuerte baja en el índice de pobres en 2021 motorizada por la recuperación del empleo. Sin embargo, no son pocos los expertos que anticipan que el brusco salto de los precios amenaza con comerse parte de esa mejora en los primeros seis meses de 2022. Muestra de esto es que, en febrero, la canasta básica aumento 9%, mientras que el IPC avanzó 4,7%.

La mirada de los economistas

La consultora Ecolatina está entre las más pesimistas en el mercado, pese a que no es la única. Sus relevamientos mostraron un alza de la inflación en marzo de entre 6% y 6,5%. “Es una de las variaciones mensuales más altas de la última década en un contexto en que las tarifas se movieron muy poco y el tipo de cambio está controlado”, afirmó Federico Moll, director de esa firma. “Se da un momento estacional complejo, porque se empiezan a negociar paritarias. Si los salarios se discuten con las cifras de este primer trimestre van a traccionar fuertemente los precios para lo que queda del año”, dijo el economista, que prevé una desinflación para abril, pero dejando todavía un piso muy elevado. Esto último es lo mismo que en la semana anticipó el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, un “heterodoxo racional” hermanado con Guzmán en la interna del Frente de Todos.

La consultora EcoGo, que conduce Marina Dal Poggeto, calculó un alza de 6,3% para el mes, con lo que en el acumulado del primer trimestre alcanza casi un 15%. En su variación interanual, los alimentos y comidas fuera de casa subieron 73,7%. Salir a comer es imposible. Pero comer en casa también: adentro del hogar ese rubro subió 63,4% .

En LCG, otra consultora que sigue de cerca los precios mes a mes, estimaron que el aumento de marzo estuvo en un 5,8%. Sin embargo, indicaron que los alimentos aceleraron su incremento hasta 7,8% (por encima de febrero). “Esperamos que la inflación se acelere a medida que el tipo de cambio se tenga que ir acomodando para cumplir con las exigencias del FMI, a saber, la meta de acumulación de reservas, el mantenimiento del tipo de cambio real y la actualización de tarifas”, explicó su director, Guido Lorenzo. “El año ya tiene un piso del 60%. La conflictividad social será alta, las paritarias se atrasarán muy rápido y los controles de precio tampoco pueden perdurar en este contexto”.

El modelo de Equilibra estimó un 5,5% el mes pasado. “Los alimentos, salvo frutas y verduras, treparon fuerte”, afirmó director de Análisis Macroeconómico, Lorenzo Sigaut Gravina. “Nos da claramente arriba de 5%. En marzo te pega el efecto pleno de la crisis rusa-ucraniana. La inflación se mide promedio y en febrero ponderó sólo la última semana”, afirmó Fernando Marengo, socio de Arriazu Macroanalistas.

Para los analistas de Empiria, el alza del mes pasado estuvo por arriba del 5%. “La inflación de marzo sigue elevada por una inercia que el Gobierno no logra controlar, por diagnóstico equivocado, medidas erráticas y sin efectos, y la inflación de marzo generalmente suele ser alta”, dijo Juan Ignacio Paolicchi. “La inflación del primer trimestre del año es consecuencia del impulso monetario electoral del último trimestre de 2021. Todo esto configura un panorama complicado desde el punto de vista de la dinámica de precios”, cerró el especialista.

“Alimentos y bebidas crecieron 5,7% mensual, algo menos que en febrero de este año y marzo del año pasado. Hubo una gran moderación de las verduras luego de la fuerte escalada de enero y febrero. Pero, por el otro, se aceleraron las carnes y los derivados del trigo, sobre todo, en la tercera semana del mes”, precisó Camilo Tiscornia, director de C&T, que estimó que el nivel general en 5,4%. Según LCG, los alimentos que más subieron en el mes fueron panificados, cereales y pastas (10,1%), productos lácteos y huevos (7,2%) y carnes (6,7%).

“El Gobierno dijo que hoy sólo pretende que la inflación se estabilice en el orden un 50%”, afirmó Gabriel Rubinstein, director de la consultora GRA. “La guerra contra la inflación es cualquier cosa y es lógico que hoy sólo quieran cruzar los dedos para que no caiga la demanda de dinero porque si no la cosa se puede espiralizar. Estamos en tasas altísimas y no hay nada más en el intento oficial que buscar controlar el incendio”. (La Nación)

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