Según publica Clarín La medida implica un cambio en la política de presión de Washington sobre Caracas. Cuáles serían los “castigos” a aliviar.
Por: Paula Lugones
Estados Unidos aliviará las sanciones al presidente Nicolás Maduro en Venezuela a cambio de un compromiso del gobierno para dialogar en la Ciudad de México con el movimiento opositor de Venezuela, en lo que significaría un cambio en la política de presión de Washington sobre Caracas.
La noticia del alivio de las sanciones fue anticipada este martes por el diario Miami Herald en base a fuentes del gobierno de Joe Biden.
La agencia AP señaló que los cambios limitados permitirán a Chevron Corp. negociar su licencia con la petrolera estatal PDVSA, pero no perforar ni exportar petróleo de origen venezolano.
Además, Carlos Erik Malpica Flores –ex alto funcionario de PDVSA y sobrino de la primera dama de Venezuela, Cilia Flores– será eliminado de una lista de personas sancionadas, dijeron.
Cumbre de las Américas
La novedad llega tres semanas antes de que Estados Unidos sea anfitrión de la Cumbre de las Américas por primera vez desde 1994. En principio Venezuela no estaría invitada a la reunión (junto con Cuba y Nicaragua) por no cumplir con los parámetros democráticos, según dejó trascender el Departamento de Estado, aunque las invitaciones formales aún no están cursadas.
Varios líderes de la región, entre ellos la Argentina, están alentando al gobierno de Biden a invitar a un representante del gobierno de Maduro a participar.
En una llamada sobre el tema con periodistas, entre ellos Clarín, un funcionario del gobierno de Biden dijo que la medida no tenía que ver con la Cumbre de las Américas ni tampoco estaba relacionada al reciente anuncio de alivio de sanciones a Cuba, ya que esta acción llevaba más de un año de análisis.
“No está relacionado”, dijo. Y mencionó que con Nicaragua continúa la presión como siempre. “La política de la administración sobre los actores antidemocráticos en general ha sido así: apoyar un diálogo real con resultados reales”.
Maduro se alejó de las conversaciones con la oposición venezolana el otoño pasado, casi colapsando el frágil esfuerzo diplomático y erosionando aún más el apoyo al líder democrático del país, Juan Guaidó, cuyo movimiento, impulsado por el gobierno de Donald Trump, ha fracasado en el último año.
Estados Unidos y casi otras 60 naciones reconocen a Guaidó como presidente interino de Venezuela y acusan a Maduro de liderar el colapso económico de Venezuela en los últimos nueve años. La administración Trump impuso severas sanciones a Caracas e incluso consideró usar la fuerza para derrocar a Maduro en 2019.
El presidente Joe Biden ha continuado la campaña de máxima presión de Trump desde que asumió el cargo. Pero la invasión rusa de Ucrania en febrero creó una apertura para que la administración se comprometiera directamente con Caracas.
La Casa Blanca esperaba dividir la alianza de Venezuela con Moscú y llevar la producción adicional de petróleo al mercado a medida que la guerra interrumpiera los precios de la energía. “Es muy importante recalcar que esto se hizo en coordinación con el presidente interino, Juan Guaidó, para avanzar en las conversaciones”, dijo entonces un alto funcionario de la administración.
A principios de marzo, un funcionario de la Casa Blanca encabezó una primera delegación estadounidense que se reunió con el gobierno de Maduro, principalmente para negociar la liberación de dos detenidos estadounidenses.
Pero en ese momento, los funcionarios reconocieron que la energía era otro tema de discusión en la reunión. Este viaje desató la fuerte oposición de los republicanos en el Congreso, que vieron esta visita como una concesión al régimen de Maduro.
En principio, no habrían avanzado con el tema energético. Pero ahora habría una flexibilización de algunos castigos. Los funcionarios no detallaron con precisión qué sanciones se estaban aliviando, solo declararon que el alivio sería “limitado”.
El gobierno de Venezuela suspendió las conversaciones con la oposición en México en octubre, luego de la extradición a Estados Unidos de Alex Saab, un aliado clave de Maduro por cargos de lavado de dinero.
Los funcionarios estadounidenses dijeron que esperan que el diálogo se reanude en unas semanas.
Chevron, con sede en California, es la última gran compañía petrolera estadounidense en hacer negocios en Venezuela, donde invirtió por primera vez en la década de 1920.
Sus cuatro filiales con PDVSA produjeron alrededor de 200.000 barriles por día en 2019, pero en 2020 el gobierno de Estados Unidos le ordenó reducir la producción y desde entonces solo se le ha permitido realizar trabajos esenciales en pozos petroleros para preservar sus activos y niveles de empleo en Venezuela. (Clarín)