Argentina: si un futbolista tiene una denuncia penal, no puede ir al mundial. Si un candidato está multiprocesado, puede gobernar el país

(Por: Rubén Lasagno) – La contradicción mas estúpida y obscena que demuestra el bajo nivel institucional en que se encuentra la argentina con los argentinos adentro y la abyecta actitud antidemocrática de gran parte de la clase política provincial y nacional, resulta de leer una nota relacionada con la selección nacional de fútbol y la situación de Rodrigo De Paul, debido a su reciente separación de Camila Homs con quien tiene hijos.

El litigio en la pareja trascendió, al punto que el Presidente de la AFA Claudio Tapia en el programa De Acá En Másque conduce María O’Donnell en la radio Urbana Play, puso en duda la participación del joven crack en Qatar y explicando su sorprendente revelación, dijo “para ir a Qatar, no tenés que tener alguna denuncia penal con condena pendiente o algo de género o similar”. 

Lejos de interesarnos la vida sentimental de De Paul, lo que rescato de estas declaraciones es el dato fundamental de que cualquier jugador del seleccionado de futbol nacional, que tenga una simple denuncia penal no puede participar en el mundial; y digo “simple” porque una denuncia es el primer paso de un proceso donde se deberá probar, en principio, que la misma se sustenta en hechos veraces y a partir de allí comienza a intervenir la justicia para la instrucción y el proceso, si es que corresponde.

Significa esto que una denuncia es un estadío acusatorio embrionario en el cual, sin duda, castigar a una persona solo a partir de la misma, sea futbolista, empresario, jubilado o político, es prejuzgar y condenar de antemano. Sin embargo, en este punto se plantea una gran contradicción que pone a la clase política otra vez en la mira de los privilegiados, oportunistas y administradores corporativos de sus privilegios.

A diferencia de un futbolista de la selección nacional, a quien cualquier mínima mácula lo pone en riesgo de perder su posibilidad de acceder al mundial, tal las declaraciones de Tapia, en Argentina, un político puede acceder a representar a una parte del pueblo siendo candidato en las urnas, a gobernar, a legislar o ser funcionario de un gobierno nacional, provincial y/o municipal, no solo si ha sido denunciado, sino aún cuando haya sido condenado y esa condena “no esté firme”, entendiéndose esto como el fallo de la Corte Suprema de Justicia, con lo cual en este país pueden pasar 20 o 25 años o más, sin que eso suceda y mientras tanto los delincuentes pueden seguir en funciones.

Sintetizando, para jugar al fútbol una acusación sirve para inhabilitarlo, pero para regir los destinos de los argentinos, hacer leyes, administrar los recursos, manejar el bienestar y los dineros públicos, lo puede hacer cualquier delincuente, aún cuando la Justicia lo haya multiprocesado, sea enviado a juicio oral, las pruebas sean claras a simple vista y su condena sea inminente, como es el caso de la Vicepresidente Cristina Fernández, entre otros malos ejemplos la política argentina.

Es decir, para el fútbol rige la ficha limpia y para la política no pesan los antecedentes desfavorables, las denuncias, investigaciones, acusaciones e imputaciones por corrupción en el manejo de fondos públicos. Por el contrario, se admite que esos mismos que robaron, nos vuelvan a robar. Sin duda es un país que otorga segundas, terceras y cuartas oportunidades a los que idolatran y conforman “la casta”; solo basta mirar el mal ejemplo de Cristina Fernández.

Por esto y no por otra cosa, el Frente de Todos, sus integrantes y los Kirchneristas en particular, se resisten a los proyectos de “Ficha limpia” que ha propuesto la oposición y para fundamentar el oprobioso rechazo a una medida de transparencia que va en sentido de lo que pide la gente, surgen argumentos totalmente desequilibrados como el sostenido por el intendente de 28 de Noviembre, Fernando Españón del SER, al momento de vetar la Ordenanza de Ficha Limpia que aprobaron por unanimidad los concejales de esa localidad.

Sin duda, si alguien tendría que ser un ejemplo de transparencia, moralidad y buena conducta, deberían ser los candidatos políticos, pasar el primer filtro público demostrando ser hombres de bien, haber trabajado y no tener antecedentes ni denuncias de ningún tipo. Es lo mínimo que el Estado le pide a cualquier ciudadano cuando pretende acceder a un empleo, sin embargo, no se les exige a quienes conducen o se proponen para ser elegidos.

En los gobiernos nacionales, provinciales y municipales, tenemos gente denunciada por abuso sexual, con procesos judiciales graves y una serie de delitos de distintos tipos incluyendo violencia de género y otros directamente relacionados con el manejo de la cosa pública y aún así, no tienen inhibiciones para volver a presentarse, a candidatearse y a ejercer la función pública. Y quienes se ven involucrados en delitos de este tipo, estando en funciones, tampoco son apartados mientras dure el proceso.

El rechazo al proyecto de “ficha limpia” es una autodefensa, es un acto preventivo porque existe la conciencia sucia y el pensamiento deliberado de algunos políticos, de que todo eso, en cualquier momento, puede volverles en contra porque de aprobarse, los dejará fuera de juego.

Ellos hacen las leyes, los reglamentos y acomodan las circunstancias para que todos cumplan las normas, siempre que sus intereses políticos y económicos no se vean involucrados. 

Pero definitivamente, ellos no tienen la culpa; hacen lo que les conviene y le dejan hacer. La responsabilidad de que esto pase es de la sociedad que no reacciona ni le interesa involucrarse y por comodidad o complicidad, los sigue votando. (Agencia OPI Santa Cruz)