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La inflación derriba toda previsión: las paritarias ya se negocian por encima de 100% y con revisiones más frecuentes

Gondolas, precios, inflación - Foto: NA

Hubo dos acuerdos interanuales que llegaron a las tres cifras y Moyano busca el récord con 131%; la CGT presiona por un acuerdo de precios y salarios para 2023.

Por: Nicolás Balinotti

La dinámica inflacionaria arrasó con cualquier previsión y las paritarias ya se negocian por encima del 100 por ciento. Significa el triple del índice de inflación anual [33%] que proyectó Martín Guzmán en el presupuesto 2022, que no pasó el filtro del Congreso, y un 20% por arriba de la última pauta salarial de referencia que estableció el Estado en su rol de empleador, hace menos de 60 días, cuando pactó una suba de 80% para los trabajadores de YPF.

Surge otra novedad en el volátil mapa salarial: las revisiones de las paritarias son cada vez más frecuentes y un sueldo básico puede tener variaciones en su monto en nueve de los 12 meses del año, como sucederá, por ejemplo, con los empleados de comercio. La inercia inflacionaria eliminó los acuerdos anuales, como eran históricamente para dar una señal de mayor previsibilidad, y va camino a hacer lo propio con los semestrales. La cláusula gatillo se impone hoy como la única garantía para que la inflación no se engulla los salarios. Hasta ahora solo dos gremios lo lograron: la Unión de Trabajadores de Entidades Deportivas y Civiles (Utedyc), con el sector mutualista, y el Sindicato Único de Trabajadores del Neumático (Sutna) con las tres fábricas del rubro después de seis meses de conflicto. No se firmaban tratos con ajuste automático desde 2017, un atajo al que había recurrido el exministro de Trabajo macrista Jorge Triaca para facilitar por entonces el cierre de las paritarias.

Existen hoy dos sindicatos que en sus acuerdos interanuales ya superaron el 100% de aumento salarial. Uno es el de Sanidad, para la rama laboratorios. Héctor Daer, el referente del gremio y uno de los líderes de la CGT, cerró en abril un incremento anual de 45%, aunque con una salvedad: todo el aumento se abonó en los primeros cuatro meses y para después estableció dos cláusulas de revisión, una en octubre y otra en febrero. En julio el aumento interanual del salario de convenio llegó al 96% y para fin de año superará holgadamente el 100%.

El otro caso es el del Sindicato del Seguro. La suba interanual de los salarios entre enero de 2022 y enero de 2023 sería de 109,72%, según se informó en un comunicado gremial. Jorge Sola, el secretario general de la organización, no quiso mostrar a LA NACION el acta acuerdo homologada por el Ministerio de Trabajo para verificar si es que el alza incluye un período mayor a 12 meses y si es que contempla otros adicionales que impulsaron el porcentaje por arriba del 100%. Viejas mañas sindicales para exhibir un trato más beneficioso de lo que realmente es.

Puede sumarse al gremio bancario al podio de los que superarán el 100%. Sergio Palazzo, su referente, anudó una suba de 94,1%, con una revisión pendiente a fin de año, lo que podría acercarlo al umbral de las tres cifras. Además, logró un piso de $185.500 por el Día del Bancario, lo que elevaría aún más el porcentaje salarial.

El miércoles próximo, un día antes de conocerse el índice oficial de inflación de septiembre, que para las consultoras privadas seguirá cerca del 7%, el Sindicato de Camioneros, que encabezan Hugo y Pablo Moyano, tendrá su segundo mano a mano con los empresarios del transporte de cargas para definir las nuevas escalas. El 29 de abril pasado habían acordado un aumento de 31% por seis meses. El trato, que fue de mayo a octubre de este año, se abonó en dos pagos: un 15% en mayo y un 16% en septiembre. La semana pasada se reabrió el diálogo para discutir el otro semestre. El gremio exigió un aumento de 100% del básico para cerrar una paritaria anual de 131%. Además, exigió un bono de fin de año [no precisaron el monto] y un plus de 20% para los choferes de larga distancia.

La salida de Moroni

El Gobierno sigue con atención y cierta dosis de preocupación la reapertura de la negociación de paritarias que inició Camioneros. Temen en la Casa Rosada una escalada de la conflictividad en caso de no avanzar en un acuerdo, reconocieron fuentes oficiales a LA NACIÓN. Alimentó esa inquietud la advertencia de Pablo Moyano, que alertó que el conflicto del sindicato de los neumáticos “va a ser un poroto” si sus pretensiones son rechazadas. El desenlace de esta paritaria iba a marcar el futuro del ministro de Trabajo, Claudio Moroni, blanco de las críticas del kirchnerismo. Sin embargo, un problema de salud aceleró la salida del funcionario y su reemplazante cargará con el peso de lidiar con los camioneros.

El malestar interno con Moroni, quien se jactó durante su gestión de contar con el respaldo absoluto del Presidente y de la CGT, creció a medida que se extendió el conflicto del neumático. Esta semana quedó otra vez descolocado al advertir que “es muy difícil” evitar una caída del poder adquisitivo “con una inflación tan alta”. Precisó una caída salarial de entre 3 y 4% interanual al comparar el Ripte con el Índice de Precios al Consumidor. El Ripte es la remuneración promedio sujeta a aportes al Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) que perciben los trabajadores que se encuentran bajo relación de dependencia y que han sido declarados en forma continua durante los últimos 13 meses.

Sin embargo, Moroni, amigo de Alberto Fernández desde la época universitaria, se defendió de los cuestionamientos con cifras. Fue una suerte de balance del fin de su gestión. Exhibió ante diputados los números de los convenios colectivos homologados [2700, dijo] y mantuvo su promesa a los sindicatos sobre la teoría de las “paritarias permanentes”, una estrategia que le generó reproches de la parte empresaria ya que en muchísimos casos no se respetaron los plazos acordados en lo relativo al escalonamiento de los aumentos. “El ministro habilitó negociaciones del sector privado para adelantar las cuotas de pago de las paritarias a pesar de que había acuerdos vigentes. Las negociaciones salariales son casi mensuales”, admitió el asesor legal de una cámara empresaria poderosa, vinculada al área de servicios.

En medio de esta volatilidad salarial y sin visos de que la inflación vaya a frenarse, la CGT tomó esta semana una decisión que marca su vínculo con el Gobierno. Resolvió tomar distancia de Alberto Fernández y activó un acto propio para el 17 de octubre, Día de la Lealtad en el almanaque peronista. Busca desligarse de la suerte que pueda correr la gestión del Frente de Todos, marcada por la crisis inflacionaria y las diferencias internas con Cristina Kirchner. En la diferenciación, ni siquiera ya se salva Sergio Massa, a quien los gremios comienzan a mirar con desconfianza por no poder domar los precios.

Daer y Carlos Acuña, colegas de Pablo Moyano en el triunvirato de mando de la CGT, exploran de manera informal con el Gobierno y empresarios un acuerdo de precios y salarios para 2023, en tren de anclar expectativas y evitar así un desborde inflacionario. Así lo reconocieron a LA NACION fuentes sindicales, empresarias y oficiales. Mientras tanto, Luis Barrionuevo, el histórico jefe gastronómico, dejó una advertencia: “No sirve de nada firmar paritarias por el 100% porque a los 30 días ya no sirve. Es necesario un acuerdo urgente”. Un mensaje desesperado en medio de una carrera desigual entre los precios y una moneda devaluada. (La Nación)

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