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El campo ingresó US$ 100.000 millones desde 2019 y Miguel Pesce no los tiene: ¿dónde fueron?

Según publica Clarín Entre diciembre de 2019 y abril de 2023 el campo inyectó US$ 98.508 millones y el Gobierno finaliza el mandato rascando la olla. En qué gastos y consumos se fueron.

Por: Ezequiel Burgo

Entre diciembre de 2019 y abril de 2023 el campo inyectó US$ 98.508 millones en la economía.

En el medio, prácticamente no se canceló deuda con el FMI ni tampoco con los bonistas privados -la primera fue refinanciada, la segunda reestructurada-. Y sin embargo las reservas del Banco Central cayeron unos US$ 10.438 millones.

¿Dónde fue a parar toda esa plata del campo entonces, los US$ 98.508 millones?

El trigo en el campo Argentino - Foto: NA

Básicamente a pagar importaciones de industrias (autos, textil, energía), viajes al exterior, intereses de la deuda y nuevos préstamos de la economía.

Los datos fueron recopilados por Martín Polo, economista y estratega en jefe de Cohen Aliados Financieros, en base a las estadísticas del mercado cambiario que publica el Banco Central en su página web.

La Argentina acumuló un saldo comercial total (exportaciones por encima de importaciones) de US$ 46.733 millones desde que asumió el actual gobierno en diciembre de 2019.

Analizando sector por sector, el agro aportó un superávit de US$ 98.508 millones. Pero hubo otras industrias que registraron déficit para fabricar y poner sus productos en la calle. De ahí que el saldo total sea solo de US$ 46.733 millones. Por ejemplo la industria automotriz registró un rojo de casi US$ 9.000 millones y energía US$ 6.922 millones.

Los US$ 46.733 millones del saldo comercial que logró acumular el Gobierno se utilizaron a su vez de la siguiente manera:

  • – se pagaron US$ 18.904 millones en importaciones de servicios (por ejemplo US$ 7.402 millones en viajes de los argentinos y US$ 7.565 millones en fletes),
  • – US$ 21.489 millones para el pago de intereses de la deuda (al FMI por ejemplo US$ 5.086 millones),
  • – préstamos por US$ 19.381 millones (el déficit de la cuenta financiera es US$ 16.778 millones y había quedado un saldo a favor con el FMI hasta abril).

Todos los datos son del mercado de cambios que informa el BCRA.

Conclusión: las reservas cayeron unos US$ 10.936 millones.

El economista Fernando Marull tuiteó un gráfico con cifras similares en la semana. Su interpretación disparó un debate político y económico.

El primero, porque el ex presidente y líder de la oposición, Mauricio Macri, decidió darle RT al gráfico.

El segundo, porque semejante liquidación de dólares por parte del campo desde 2019 pone en tela de juicio un planteo que tanto el Gobierno como los economistas afines a él esgrimen una y otra vez: el problema de la Argentina es que faltan dólares, sostienen ellos. Pero cuando se ve que al país entraron casi US$ 100.000 millones en todos estos años, intuitivamente surge que ese planteo es al menos opinable.

Entre 2019 y 2022 la Argentina gozó de términos de intercambio con precio de exportaciones en niveles históricamente elevados y con cosechas que permitieron que el agro tenga récord de liquidaciones. Y todo ello pese a la pandemia y la sequía.

“Incluso este año, y a pesar de la sequía, dado los precios internacionales la liquidación del agro no será muy inferior a la del período 2015-2019”, dice Martín Polo, de Cohen.

Pero de vuelta, ¿y la escasez de dólares de la que hablan en el Gobierno y cerca suyo? ¿dónde está?

“La idea de la restricción externa se citaba en la década del 80 cuando las tasas en el mundo eran altas, los precios de los commodities eran bajos y había crisis de la deuda”, agrega Polo. “Acá tuviste todo a favor salvo la pandemia. Los países en el mundo aplicaron políticas expansivas ese año, en 2020, pero luego corrigieron. Acá se le siguió dando con todo”.

Otro interrogante que surge es si acaso no está inflado el gasto en importaciones en energía al retrasar las tarifas y alentar así su consumo por encima de lo que la Argentina puede financiar o en comparación a otras partes del mundo.

Esto es un planteo que el staff del FMI y los países en su directorio se hacen respecto a la Argentina. En otras economías los hogares reciben aumentos significativos en sus boletas.

Haroldo Montagu, ex secretario de Política Económica entre diciembre de 2019 y principios de 2021, y coordinador académico del Plan Fénix, señala las circunstancias por las cuales se consumieron los dólares que el campo dejó en la economía en estos años. “Los precios de los servicios se dispararon con la pandemia. El container de 40 pies pasó de US$ 1.600 a US$ 10.300 y recién este año está volviendo a los niveles de prepandemia”.

Además, agrega Montagu, “la recuperación de la economía empujó las importaciones y su elasticidad”. Las importaciones sobre el PBI en 2022 eran mayores a las de 2019, último año de Macri. La economía creció 5,2% en 2022.

“El concepto restricción externa no responde solamente a la disponibilidad de dólares sino a la estructura productiva del país. Para la ortodoxia esa restricción se soluciona subiendo el precio del dólar”, dice Montagu. “Para la heterodoxia se trata de generar mecanismos para que esos dólares vayan a las reservas”.

Según Polo, no es tan sencillo lo que dice Montagú. De hecho no funcionó en estos años.

“El mayor problema de Argentina es el control de cambios. Si bien es buena una regulación prudencial de los ingresos de capitales, cuando se ingresa en esta espiral de restricciones sin que una política fiscal prudente, el resultado siempre es la pérdida de reservas internacionales, pues la brecha cambiaria genera los incentivos opuestos y presionan sobre las expectativas de ajuste del tipo de cambio”.

Casi cuatro años después la Argentina tiene reservas negativas y le pide plata al FMI y a China.

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