El Papa Francisco llegó a Mongolia en una visita que tiene un significado especial para la comunidad católica en el país, aunque su presencia apenas tuvo repercusión en una nación abrumadoramente budista.
La llegada del Papa fue marcada por una ceremonia de bienvenida en el aeropuerto, donde una mujer le ofreció yogur sólido, un gesto tradicional de bienvenida en Mongolia. El Papa descansará el primer día y su primer compromiso oficial será al día siguiente.
La comunidad católica en Mongolia es pequeña, con aproximadamente 1.450 miembros, y la visita del Papa es un momento importante para ellos. El cardenal Giorgio Marengo, que trabaja en Mongolia desde hace más de 20 años, lidera esta comunidad.
La visita del Papa a lugares donde los católicos son una minoría es parte de su política de centrarse en las periferias de la sociedad y del mundo, destacando a las personas y problemas que a menudo pasan desapercibidos. Esta visita es coherente con su enfoque en comunidades pequeñas y en la atención a aquellos que a menudo son marginados.
El Papa expresó su interés en visitar al menos una parte de Mongolia, destacando la cultura única del país. Esta visita es particularmente significativa en un momento en que el Papa ha estado lidiando con problemas de salud, habiendo sido operado de una cirugía intestinal en junio.
El Papa también envió saludos a los líderes de los países que sobrevoló durante su viaje, incluyendo a China, con la que el Vaticano ha tenido relaciones complicadas debido a la división en la comunidad católica china entre la iglesia oficial respaldada por el Estado y un grupo clandestino leal al Papa.
La visita del Papa Francisco a Mongolia incluirá eventos religiosos, como una misa en el Steppe Arena, un servicio interreligioso y la inauguración de un centro benéfico que ayudará a personas necesitadas, independientemente de su religión. (Agencia OPI Santa Cruz) Con información de NA
