Sergio Massa dejó a la oposición desnuda y sin red. Hizo parecer buenos a los malos y a Claudio Vidal lo deschavó como “Gobernador petrolero”

(Por: Rubén Lasagno) – ¿Alguien cree realmente que Sergio Massa, el Ministro candidato, quiso favorecer a los que menos ganan, a los desposeídos o a los pobres e inclusive a los trabajadores, con el accionar demagógico que tomó de llevar el pago del Impuesto a las Ganancias a un piso de $ 1.770.000,00 a partir del cual un argentino comienza a pagar la imposición?, de ninguna manera.

La medida genera una contradicción conceptual en cualquier persona de bien que toda la vida ha protestado por la instalación de este impuesto distorsivo que grava al salario, pero en el fondo, la exageración de la medida, tomada de forma intempestiva y brutal, tiene consecuencias que se verán un par de meses, cuando tanto Nación como las provincias, cuyos fondos son coparticipables, comiencen a sentir los efectos de estos 3 billones de pesos que de un plumazo comenzarán a faltar en las cajas desde donde se pagan salarios, se hacen obras y se mantiene la enorme estructura de un Estado deficitario y sobredimensionado.

Massa lo tiene resuelto, porque seguirá dándole impulso a la máquina de hacer billetes, como hasta ahora, elevando la inflación a valores que nadie, aún, puede mensurar y muchos menos medir, ante la virtual hiperinflación que técnicamente estamos transitando en el país.

La jugada electoralista de Massa es típica de un político irresponsable, decidido a todo con tal de mantener el poder y maquiavélicamente pensada para partir la conciencia de quienes se le oponen políticamente. Repasemos.

De Massa a Maquiavelo

Javier Milei, algunos radicales y la izquierda, junto con el Peronismo, votaron a favor de su implementación. El argumento es que toda la vida han estado en contra de este impuesto que grava sueldos y jubilaciones. Esto es cierto, pero la exageración termina siendo un favor exclusivo de las elites y para nada favorece a los trabajadores medios y bajos de la República.

Massa, entonces, consiguió exponer a Javier Milei y los LIbertarios, junto con la izquierda más reaccionaria de la Argentina, como socios políticos en el Congreso, por ende, deja desnudo al muchacho de la motosierra, principal contrincante en las urnas de octubre, como un colaboracionista propio del oficialismo, generando en el electorado de Milei serias sospechas que le acarrearía una baja sustancial en el caudal de votos, casi de manera automática.

Por su parte, Juntos por el Cambio, al votar en disidencia, aparece como una oposición egoísta y fundamentalmente neocapitalista que se niega a erradicar un impuesto extorsivo y distorsivo sobre los salarios, sobre el cual hizo campaña todos estos años, pero que llegado la hora, votó en contra de su erradicación. 

Claro, nadie aclara que JxC pretende una discusión más profunda, establecer los alcances y un aumento del piso más progresivo y con cálculo de impacto en las economías provinciales.

Pero el objetivo de Massa se cumplió, por eso dijo “Los mismos que propusieron siempre sacar el impuesto a las Ganancias de los salarios, hoy votaron en contra”.

Vidal y Milei, los intereses sindicales y la casta

Sergio Massa no pensó en nadie más que en sus amigos sindicalistas quienes apoyan su gestión desde la CGT. Son pocos los trabajadores que ganan más de 1 millón de pesos y no es precisamente la clase más necesitada a la que va dirigida esta medida.

Claudio Vidal, el petrolero santacruceño elegido Gobernador en Santa Cruz, no pensó con mentalidad de jefe de Estado que deberá gobernar a partir del 10 de diciembre, pensó como Secretario General de Petroleros Privados. 

Ese sector, con el minero y el camionero, en nuestra provincia, concentran los mayores salarios y por ende pagan Ganancia. La medida es directamente favorecedora de los bolsillos de esta clase privilegiada del espectro laboral santacruceño.

Esta decisión de Massa va dirigida “a la casta gremial” de la cual habla Milei, mientras dormido en su banca, levantó la mano en Diputados para aprobar el proyecto, logrando que su amigo Barrionuevo se regocije mirándolo por televisión porque sin duda esto es un triunfo de la casta sindical.

Claudio Vidal piensa y actúa como un sindicalista, no como gobernador. Esto lo he dicho hace mucho, cuando el petrolero se postulaba a la gobernación; y posiblemente, cuando esté en funciones, tengamos un “gobierno petrolero” en Santa Cruz, a instancias de quienes creyeron que estaban votando algo distinto y resulta ser solo un cambio de manos, pero dentro del mismo pelaje político existente en este momento a nivel país.

La excusa que parece lógica, no lo es en la práctica. Elevar el piso de ganancias a sueldos que no son los normales y/o corrientes y a los cuales nunca llegará la mayoría, es simple y llanamente darle un aumento del 30% a las clases altas de asalariados en el país, en detrimento de la recaudación que solventa un Estado que padece de elefantiasis. 

Debería haberse hecho de manera más gradual y consciente, acompañado de una reducción del déficit, de manera que el impacto económico en nación y en las provincias, fuera menor y elevar el piso para que los trabajadores de salarios medios no se vieran afectados, pero ir corriendo el umbral a medida que la estabilización económica vaya avanzando a través de medidas alternativas y supletoria de esa fuente de ingresos, basados en este impuesto a los salarios y las jubilaciones.

Para los de abajo, nada

Con la medida implementada por Sergio Massa, votada por Javier MIlei, la izquierda y en nuestro caso el Gobernador electo, Claudio Vidal, no se favorece al trabajador común, al de bajo recursos, se favorece solo una elite a la que el gobernador de Santa Cruz, pertenece.

La medida alcanza en la práctica a 800 mil trabajadores y lo seguirán pagando 88 mil en todo el país. Grava a cargos de alta responsabilidad en empresas, como directores de sociedades anónimas, CEOs, gerentes y subgerentes. También se incluyen las pensiones de privilegio y funcionarios políticos.

En apariencia no está mal y muchos pueden cuestionar las formas pero no los efectos, sin embargo, hay que ver el contexto. Se aplica en plena campaña, ante la desesperación de un gobierno que está de salida e implementado por un Ministro de Economía que es candidato a la presidencia. Sin duda, está usando al propio gobierno nacional para hacer campaña implementando medidas inconsultas y jugando con la necesidad de los trabajadores.

No aporta ninguna solución a los trabajadores comunes, al asalariado que no pasa los 200 mil pesos de sueldo y vive por debajo de la línea de pobreza.

Va dirigido, exclusivamente, a la clase trabajadora mejor paga, que no es la mayoría y en sus bolsillos impacta decididamente como un aumento encubierto del 30% o más, en su economía personal.

El efecto político logrado por el gobierno es muy impresionante: dejó en paños menores a los discursos anti casta de Milei, poniéndole el collar del perro “más castista” que lo aleja de su discurso “lbertario”; dejó a la oposición de Juntos por el Cambio como una suerte de “facción antiobrera” y a un gobernador como Claudio Vidal lo puso en un brete ante su electorado, porque aparece como defensor a ultranza del sindicato al que pertenece, favorecedor de “la casta sindical” como sus  amigos los Moyano, sabiendo que esta decisión no le suma un solo centavo al bolsillo de la gente que en Santa Cruz lo votó, convencida de que pensaba en ellos y no en el sindicato petrolero al cual pertenece. (Agencia OPI Santa Cruz)