(Por: Rubén Lasagno) – Cada 2 de abril se recuerda con mucha emoción la guerra de Malvinas, los 700 combatientes, mártires de una causa que militares y políticos declararon perdida y se elucubran utopías de una “recuperación” de las islas que se perdieron, no solo en aquel abril de 1982, sino mucho antes de que el General borracho inflara el pecho de los argentinos una mañana, con una asonada militar sin planificación previa, sin preparación ni armamentos suficiente para entrar en guerra, prácticamente contra la OTAN, en ese momento.
El “plan corto” de la Junta que ya estaba de salida, era tomar las islas, resistir, ampararse en los organismos internacionales, en el TIAR, el tratado de defensa recíproca que habían firmado los países de América (que jamás funcionó) y esperar que Inglaterra, presionada por el concierto internacional de paises, decidiera hacer lo que nunca hizo: negociar la soberanía de las islas que es, fue y será un enclave geopolítico estratégico, no sólo para Gran bretaña, sino para los países occidentales que colisionan con Rusia y China. Galtieri tenía fresca la memoria sobre la intentona de Chile en el Beagle y la intervención acordada del Papa que benefició al país trasandino ¿Por qué no volvería a pasar lo mismo?.
Si Galtieri lograba eso, superaba a Perón y si Tacher no enviaba la flota, se convertía en una indigente en su propio país. Así, entre necesidades, apuros y conveniencias egoístas de personajes oscuros de la historia en ambos lados del océano, se generó el espanto.
No vamos a decir aquí lo que miles de veces se ha dicho y año a año se repite como un rezo. Valoramos el rescate de la historia, la memoría de aquellos soldados, veteranos o fallecidos que tenemos en nuestras familias, entre nuestros amigos y la gesta de los olvidados por mucho tiempo, pero acá es donde me quiero detener y no en los hechos históricos de la recuperación bélica de Malvinas, precisamente.
El sector militar que controló el país entre 1976 y 1983, tuvo un papel primordial y la responsabilidad ejecutiva de este fracaso, que algunos tratan de rescatar como un hecho militar y político necesario de ese momento. Pero todo lo que estuvo antes de aquello y después, fue responsabilidad absoluta de los políticos inhábiles y gobiernos que en democracia, no quisieron o no pudieron resolver la cuestión de fondo o subestimaron la verdadera situación de crisis, no solo en relación con la soberanía nacional que jamás cuidaron, sino de la lánguida y naif diplomacia argentina que se prolongó por 43 años.
Y hoy, luego de tanto tiempo, estamos haciendo lo mismo: actos recordatorios, reivindicativos de la bravura y la valentía de chicos de 18 años que fueron enviados a la guerra sin preparación física, militar, logística ni mental y montando la utopía de la recuperación del archipiélago que, todos sabemos, es de cumplimiento imposible, por más que nos muevan los más profundos deseos de un pueblo que ha sido manipulado una y otra vez, de acuerdo a los intereses de quiénes tuvieran la oportunidad de gobernarlos.
Reivindico la memoria, pero le reclamo a la historia la falta de compromiso con una causa utilizada en el discurso y abandonada en los hechos. Recuerdo la “desmalvinización” que sufrió el país, al punto de transformar a héroes en villanos; también recuerdo el uso político que posteriormente se le dio a Malvinas, llenando los bolsillos de corruptos y procaces individuos que poblaron (y muchos de ellos siguen) el espectro político y social del país; no olvido la “cultura de la culpa”, que predominó por años, donde desde la literatura y el cine se direccionó el mensaje con argumentos contrapuestos sobre el tema Malvinas, según sirviera al gobierno de turno.
Los gobiernos del fracaso
Yo recuerdo cuando Raúl Alfonsín calificó a la guerra como “un carro atmosférico” y en plena desmalvinización, a finales de los ´90, el gobierno de Carlos Menem primero intentó comprar las islas con los 2.200 kelpers adentro, como EEUU compró Alaska a los rusos, luego el canciller Guido Di Tella implementó una “política de seducción” y envió una carta con un osito de peluche Winnie-Pooh a cada kelpers de la isla.
Néstor Kirchner sostenía el deseo “inclaudicable de nuestro reclamo de soberanía”, un doble discurso que dos meses después olvidó y terminó viajando a Londres a participar de una cumbre de “gobiernos progresistas” con Tony Blair, donde el presidente argentino de ese momento, nada dijo sobre la usurpación de las islas.
En 1997 un empresario argentino llamado Mauricio Macri minimizó el reclamo de soberanía argentina en Malvinas y en el diario Página 12 afirmó: “Nunca entendí los temas de soberanía en un país tan grande como el nuestro. Nosotros no tenemos un problema de espacio como tienen los israelíes (sic)”.
Y sosteniendo su posición política-económica, sostuvo “al Tesoro de Inglaterra le cuesta bastante plata por año mantener las Malvinas por lo qué, de recuperarlas, las Malvinas serían un déficit adicional para el país“. Diecinueve años después, fue Presidente.
Javier Milei en un discurso megalómano que se transmitió por cadena nacional, reivindicó el rol de las fuerzas armadas y criticó a la dirigencia anterior, a la que calificó como “corrupta” , le achacó la falta de resultados en el reclamo por soberanía y sin ponerse colorado, dijo:
“Si de soberanía sobre las Malvinas se trata, nosotros dejamos en claro que el voto más importante de todos es el que se hace por los pies y anhelamos que los malvinenses decidan algún día votarnos con los pies a nosotros. Por eso buscamos ser una potencia, a punto tal que ellos prefieran ser argentinos, que no haga falta usar la disuasión o el convencimiento para lograrlo” (¿?).
Sin duda no hubo, no hay ni habrá una política de Estado coherente, clara y precisa sobre el tema Malvinas. A lo largo de 42 años estamos plagados de ineficaces, populistas y relatores. Así nunca vamos a construir una diplomacia que nos ayude a soñar con que alguna vez, podamos extender la soberanía argentina sobre las Islas Malvinas.
Solo nos queda el recuerdo de lo que fuimos, lo que hicimos mal y los costos que en vida pagó el país, el cual, ni siquiera ha podido recuperar su dignidad como actor político de peso, porque carece de una clase política responsable, preparada y patriota. Éste es el verdadero problema de que hoy, a 43 años de aquella guerra insólita, sigamos en el mismo lugar de la historia. (Agencia OPI Santa Cruz)
Sr presidente, usted está cometiendo dos graves errores… ¡Le va costar MUY CARO!
1- No reconocer y valorar a LA EDUCACIÓN como el SERVICIO MÁS ESENCIAL DEL ESTADO
2- No respetar la decision, voluntad del 56% de la ciudadanía que, eligió la fórmula Milei-Villarruel
Que correcto, y triste.
Siempre “vuelvo” a leer OpiSanta cruz !!!
Perdí mi tio en la guerra y de ESTO nunca nadie habló., Solo de la mistica y el relato y viviendo de recuerdos. Esto que aca se dice es la dolorosa verdad. Gracias
100%
la basura politica hundió la verdad como al Belgrano
asi fue y asi estamos
Ahora la disputa por el control del Estrecho de Magallanes. Tema por el cual desde hace muchos años se apropió Gran Bretaña de Malvinas. Como lo hizo también un estrecho de Gibraltar de entrada al Mediterraneo, será compartido con Estados Unidos y con China. Por eso Estados Unidos pide un puerto cerca de Ushuaia y China uno en Tierra del Fuego. Lo que era el patio trasero del mundo se convirtió en objetivo de esas potencias…. Por el temor que con solo una bomba puedan anular al canal de Panamá. Y el comercio mundial le va a volver a hacer a través del Estrechó de de Magallanes.
Cuanta verdad en estos parrafos. Asi es de simple: todos son culpables de estos 43 años de olvido
Lasagno escribe super bien, total decir pelotudeces y criticar es gratis! Vamos a los concreto Señor estadista Rubén Lasagno: Qué hiciese hecho antes de la invasión y después pasa que las Malvinas sean argentinas? Cuente y diga como sería eso así tal vez un político lo toma y pronto el presidente de Argentina lo será también de Malvinas! Me quedó una duda: Si Usted fuera malvinense prefería ser miembro del Reino Unido o del la Republiqueta Argentina?