La quintaescencia de Santa Cruz: el agua, es ignorada, regalada, descuidada, derrochada y no hay políticas de Estado para racionarla, cuidarla y preservarla

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(Por: Rubén Lasagno) – Informe I – Sería escolarizar este informe si detalláramos la importancia que tiene el agua en el mundo, en la vida, en el desarrollo y en los procesos humanos, por lo tanto, saltearemos lo obvio y nos vamos a enfocar en cómo este elemento imprescindible para la vida, tiene tan escaso valor para los sucesivos gobiernos de Santa Cruz incluyendo el actual, al punto que no figura en las prioridades de las políticas públicas, excepto, si se trata de comercializarla, utilizar los lechos naturales para negociar recursos, fondos y vaya a saber cuánta riqueza en beneficio de algunos funcionarios y gobernantes “vivos” que usan al agua como moneda de cambio y salen enriquecidos de la función pública.

Hay tanta agua en Santa Cruz que los esfuerzos por disminuirla (por mal consumo, inacción o derroche) se muestran ínfimos en el periodo de las distintas generaciones (la actual y las precedentes), pero pensar de esa manera es despreciar el futuro de las generaciones por venir y condenar a los hijos de nuestros nietos a morir por extinción del recurso o contaminación del mismo debido a la desidia y falta de  cuidados previos o a vivir lejos de lo natural porque hemos sido tan displicentes que en unas décadas habremos reducido el recurso acuífero al mínimo, o se habrá perdido “con ayuda” del hombre (factor antrópico) y el proceso natural del cambio climático.

Consumidores masivos

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En Santa Cruz hay dos industrias que básicamente son consumidores masivos de agua, ella es la minería cuyas fuente de agua dulce es el acuífero subterráneo a través de pozos de captación ubicados en la zona del Macizo del Deseado con caudales muy altos (914,4m3/hora en el caso de Cerro Vanguardia) y la industria petrolera, la otra gran consumidora de agua, pero la mayor parte del agua que maneja la industria es agua de formación (salobre/salada) para inyección. El consumo de agua dulce proviene de acuíferos subterráneos (vía concesión) y se destina a usos específicos (lodos, consumo humano, etc).

Consumo humano

Santa Cruz es una de las provincias con mayor riqueza hídrica de Argentina; posee los lagos más grandes del país y ríos caudalosos que nacen en los glaciares de la Cordillera de los Andes y atraviesan la estepa hasta el Océano Atlántico, sin embargo la falta de políticas de colecta y distribución del agua para uso humano, la inexistencia de infraestructura y la falta de cuidado del recurso por parte de los sucesivos gobiernos, hace que a pesar de la poca gente que habitamos (algo más de 350 mil habitantes) suframos serios y graves problemas de abastecimiento de agua en todas las localidades, pero mucho más visible en la región media y norte de Santa Cruz.

Tal como resulta de los estudios de orden privado que hemos consultado, la problemática hídrica en el norte de Santa Cruz es un conflicto multidimensional donde convergen la escasez natural, el deterioro de la infraestructura y la competencia por el recurso con las industrias extractivas.

Dentro de ese contexto encontramos localidades como Caleta Olivia, Truncado o Las Heras cuya dependencia hídrica más crítica proviene de fuentes externas, ya que no cuenta con fuentes de agua propia. Por lo tanto, el suministro natural (por caso en Caleta) proviene del acueducto Jorge Carrettoni abasteciéndose con agua desde el Lago Musters (Chubut). Este sistema sufre roturas frecuentes debido a su antigüedad, a la corrosión y a la corrupción de sucesivos gobierno que han invertido cientos de millones de dólares y no hay solución al problema de abastecimiento de agua hoy, a finales del año 2025.

El Lago Munster en Chubut -
El Lago Munster en Chubut –

Otro de los surtidores de agua que usa zona norte son los pozos en zonas como Meseta Espinosa o Cañadón Quinta, que desde hace unos años se encuentran en niveles críticos de agotamiento.

La industria extractiva

El eje del conflicto social en la provincia radica en la disparidad del acceso al agua por parte de la población (que debe proveer el Estado) y el uso intensivo y descontrolado (porque el Estado no controla lo suficiente) de parte de la minerúa y el petróleo.

Como dijimos el sector petrolero utiliza grandes volúmenes de agua para inyectar en pozos maduros y empujar el crudo hacia la superficie, en su mayor parte agua salinizada no potable, pero también potable. Históricamente, se ha denunciado que estas empresas tienen prioridad de captación sobre el consumo humano y en el caso de YPF, por ejemplo, hemos denunciado hace unos años cómo captaban agua dulce del caudal del Río Senguer, que en su recorrido hace un codo e ingresa a Santa Cruz. Allí la petrolera estatal tiene sus tomas de agua dulce.

Las petroleras usan el Río Senguer para recuperación secundaria
Las petroleras usan el Río Senguer para recuperación secundaria

Existen serios conflictos por el uso del agua del Senguer, con denuncias de tomas ilegales, suspensión de proyectos de fracking en la zona por parte de la Justicia y un registro importantes de incidentes ambientales de YPF en la región, lo que generó situaciones tensas, claramente ocultadas por las provincias de Chubut y especialmente Santa Cruz.

En el año 2016 se reportó una gran cantidad de tomas de agua ilegales en la cuenca del río Senguer, afectando su caudal, con más de 500 detectadas en algún momento. Asimismo la actividad no convencional (fracking) en la zona de Río Mayo (cerca del Senguer en Chubut) fue suspendida por la Justicia y fue denunciado el descontrol de las tomas.

El gobierno de Santa Cruz intimó a YPF a remediar incidentes ambientales y presentar planes de contingencia por acumulación de residuos en otras áreas (como Cañadón Seco), pero nunca trascendió el cumplimiento efectivo de las observaciones por parte de la empresa.

Desde octubre del 2025 YPF se ha retirado las áreas en zona norte, comprometiéndose a hacerse cargo de los pasivos ambientales, con auditorías a cargo de la UBA. Hay mucho dinero comprometido con el gobierno, pero como ha sido siempre, el ocultismo, la falta de transparencia y de información pública por parte del Ejecutivo, diluye la trazabilidad de esos fondos y los problemas ambientales subsisten.

El otro gran problema que afecta directamente al agua dulce de la provincia es la minería. Proyectos de oro y plata (como Cerro Vanguardia o Cerro Negro) consumen caudales masivos para sus procesos de lixiviación. Se estima que una sola minera puede consumir en un mes lo mismo o más que toda la ciudad de Río Gallegos.

Contaminación y Pasivos Ambientales

Los distintos estudios consultados respecto de los impactos ambientales por parte de la minería en Santa Cruz, determina que no es solo un problema de cantidad, sino de calidad. Décadas de explotación sin controles estrictos han generado filtraciones de piletas de purga, derrames de hidrocarburos y roturas de cañerías que han contaminado napas que antes eran potables y estudios como la electrometría de masas han detectado niveles de arsénico y plomo por encima de lo permitido en zonas cercanas a las áreas de explotación de zona norte.

Emergencia hídrica y falta de inversión

A pesar de que la zona norte es el “motor económico” de la provincia por las regalías que genera, los habitantes viven en una paradoja de abundancia de recursos y carencia de servicios. Ciudades como Caleta Olivia triplicaron su población en pocos años sin que la red de agua y cloacas se expandiera proporcionalmente.

Promesas históricas como el “Acueducto del Lago Buenos Aires” (que traería agua pura desde la cordillera) han quedado en fases de estudio o proyectos de ley sin ejecución real durante décadas. Sin embargo son parte indivisible de la campaña de cada político que se propone en Santa Cruz, por ejemplo, lo fue del actual gobernador Claudio Vidal, sin que este enorme proyecto, realmente importante para la población, haya pasado del discurso, las promesas incumplidas y la mera intención de engañar al electorado.

En el próximo informe abordaremos los consumos industriales, la falta de controles, el funcionamiento de los organismos de control y la falta de políticas adecuadas para preservar el agua como recurso estratégico e imprescindible para la vida humana. (Agencia OPI Santa Cruz)

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