“Alguna vez fue un sueño concretado, hoy el aeropuerto municipal está herido de muerte, ningún político lo recuerda, pocos caletense saben que existe y a nadie le pertenece”
La frase le pertenece a un viejo habitante de Caleta Olivia, ex comerciante y profundo admirador de la aviación pionera en la Patagonia Austral, de cuyo espíritu se impregnó aquella fabulosa idea de construir un aeropuerto en Caleta Olivia, la primera ciudad importante de Santa Cruz que se topa cualquier viajero que venga del norte por la ruta nacional Nº 3 e ingrese a nuestra provincia por el paso interprovincial Ramón Santos.
La foto que exhibimos en este informe, es todo lo que queda de aquel emprendimiento de voluntades desinteresadas y de esfuerzos concentrados en darle a los vecinos y a la provincia, una terminal aérea para integrar la comunicación con el resto del país y transformar a Caleta en una ciudad comercial, empresarial y de acceso aéreo acorde al destino que en algún momento se predecía para esta localidad petrolera de Santa Cruz.
El 20 de noviembre del año que viene (2021) se van a cumplir 30 años desde que un puñado de hombres vieron nacer un proyecto largamente acariciado por los habitantes de Caleta Olivia que deseaban tener un aeropuerto propio, dado que (como sucede hoy) el aeropuerto mejor dotado y más cercano está en Comodoro Rivadavia (Chubut) y cualquier pasajero debe recorrer los 80 kms que separan una localidad de otra, para llegar a destino.
Detrás del aeropuerto de la ciudad de El Gorosito, que por obra y gracia de intendentes y gobernadores ya no existe como tal, hay una historia de voluntad, fervor y localismo, pero que inmediatamente sobreviene una historia colmada de desidia, egoísmo, politiquería, inhabilidades para gestionar el municipio, la provincia y una sucesión de gobiernos (provinciales y municipales) sin proyectos propios, ni horizontes de crecimiento y desarrollo, solo dirigidos por hombres grises, de fuertes personalismos y una tendencia hacia la corrupción y no precisamente al desarrollismo local.
Un comienzo con gente proactiva
En la campaña a intendente en 1987 del señor Miguel Benítez, quien había sucedido al primer intendente de la democracia de Caleta, Dr Emilio Papousek, ya ofrecía en su plataforma electoral, la construcción de un aeropuerto en la ciudad. La idea era apasionante. Caleta se transformaría en otra ciudad y así se pusieron a trabajar hombres y mujeres que acariciaban el desarrollo de un sueño cuyo objetivo era construir y habilitar un aeropuerto local, es una ciudad costera que hasta ese momento carecía de una vía de comunicación tan directa y moderna.
Una vez asumido como Intendente, Benítez comenzó a trabajar en la tarea, rodeado de gente entusiasta y que compartía sus ideas de progreso. Localizaron el predio y el proyecto generó un revuelo social tan grande que el pueblo entero se encolumnó tras la iniciativa del intendente; eran épocas cuando los funcionarios que asumían cumplían sus palabras y sus promesas; luego y hasta la actualidad se acostumbra que una vez asumido, todos hacen exactamente lo contrario.
Fue en este marco que desde la empresa Salas y Del Río le ofrecieron al municipio un enorme predio al norte de al ciudad, camino a Comodoro Rivadavia a 7 Kms de la ruta nacional Nº 3, constituida por 1.614 hectáreas y allí fueron todos los esfuerzos de hombres particulares, pilotos, empresarios, comerciantes, el municipio, la provincia y especialmente Vialidad Provincial, organismo que fue crucial para la terminación de la obra y quien estaba encargado de colaborar y lo hacía con gran dedicación era el Delegado de Vialidad en Perito Moreno, Roberto Jaime, hermano de Ricardo Jaime el condenado por corrupto.
“Pilotos profesionales ayudaron a marcar la pista, el rumbo, se hizo la topografía, el trazado y se extendió un vector de 1.800 metros de largo por 40 metros de ancho y era maravilloso ver cómo mientras mucha gente trabajaba bajo inclemencias de tiempo muy desfavorables, otra gente nos alcanzaban viandas que enviaban los comerciantes de la ciudad, a las personas que trabajábamos en el aeropuerto”, señaló nuestra fuente, con visible emoción al momento de evocar aquel espíritu altruista y de colaboración desinteresada que unía a todos tras el proyecto.
El factor emocional había despertado un gran ánimo regional, a tal punto que empresarios de Comodoro Rivadavia, alumnos de la ( E.I.P.A) escuela “ Aviadores de Malvinas”, fundada en 1985, siendo Papousek uno de los fundadores y de cuyas aulas salía alumnos provenientes de varios lugares de la provincia y provincias vecinas, donaban gas oil para las máquinas encargadas de construir la pista principal y la Municipalidad de Caleta con mucho esfuerzo construyó una pequeña aeroestación, donde la Fuerza Aérea donó una manga y la señalización de la pista, logrando el Intendente Benítez, inaugurar el aeropuerto un mes antes de terminar su mandato.
Aquella jornada fue muy emotiva. Participó un avión de la Fuerza Aérea y Antonio González, con un avión del aeroclub de Cañadón Seco, fue el primero en aterrizar oficialmente en la nuevísima pista del aeropuerto caletense.
Lo que vino después
Terminada la gestión de Miguel Benitez (1987/1991), el aeropuerto local, comenzó a transitar su recta final. Mientras el ex intendente para lograr cumplir el tiempo mínimo para su jubilación, se dedicó a arreglar heladeras y lavarropas, en el municipio asumió José Manuel Córdoba; alguien que junto a Fernando Cotillocomenzó a alternar en la intendencia los años sucesivos, empobreciendo no solo a Caleta Olivia, sino destruyendo su destino y pauperizando a una ciudad que en algún momento alguien le auguraba en la historia el lugar como el de “la Dallas” argentina. Lejos, muy lejos de aquella comparación, Caleta Olivia comenzó a transitar un camino de retraso social, falta de servicio, desfinanciamiento, empobrecimiento, dependencia del empleo público y fue gobernada por gente sin ningún orden de prioridad, escrúpulo ni convicción.
La decadencia
A poco más de un año y medio de estar abierto, el Aeropuerto de Caleta Olivia fue cerrado en el año 1993 por el Intendente José Manuel Córdoba. La provincia en manos de Néstor Kirchner comenzó a gestionar la creación de un proyecto portuario: Caleta Paula.
Más de 500 millones de dólares se pusieron en ese enorme dique que nunca amortizó el gasto, porque Santa Cruz estuvo y sigue lejos del desarrollismo. Lo cierto es que ni un solo peso cayó sobre el nuevo Aeropuerto municipal de Caleta Olivia. Nadie tuvo la mínima visión de unir ambos proyectos, de diagramar un sistema de comunicación más abierto, más directo, utilizando la vía aérea como factor complementario desde lo comercial, ejecutivo y profesional, en una provincia donde se agolpan las mineras, las petroleras y existen dos puertos costeros (Caleta Paula-Puerto Deseado).
Nadie vio esto, ningún programa de gobierno lo analizó. Simplemente cerraron el aeropuerto de Caleta Olivia. Esto es lo que la ciudadanía de Caleta, le tienen que “agradecer” al kirchnerismo al que siempre vuelven a votar.
Al aeropuerto lo abandonaron sin piedad. Ninguno de los intendentes ni gobernadores que han pasado en estos 30 años, supieron que aquella obra se hizo solo con 40 mil dólares, mucha colaboración y amor por la ciudad. Nadie sabe que allí funcionó una escuela de pilotos y venían alumnos de Chubut a estudiar, más allá que muchos empresarios se iniciaron allí como pilotos comerciales.
Hoy más de la mitad de la población de Caleta Olivia no saben que hace 30 años atrás funcionaba un aeropuertocerca del casco urbano. el cual le habría ayudado a la ciudad petrolera a desarrollarse de otra manera y lograr otro estatus. Nadie lo sabe y a pocos les importa.
Solo una construcción sin techo, paredes maltratadas por el tiempo e instalaciones canibalizada por vándalos y algún necesitado que fue arrancándole aberturas y levantando los pisos, son los mudos testigos de un noble propósito que tuvieron hombres de bien, quienes realmente pensaban en la ciudad y su población. La imagen que suscribe esta descripción, sacada de contexto, parece un edificio de Kosovo o de la Beirut que tan bien describen el desprecio de la vida y el progreso por parte de los hombres.
El silencio mató definitivamente el rugir de motores de aquellos aviones que acortaban distancias y acercaban a la gente de Caleta con otros puntos del país y la provincia. Ya nada se escucha, los ecos se apagaron hace muchos años; ni siquiera en las promesas vacías de algún funcionario provincial, se ha vuelto a escuchar la idea de reflotar el aeropuerto; con la mínima visión de desarrollo y estrategia en el plano social, nadie se ha preocupado por darle a la segunda ciudad de la provincia, vida propia y un destino de alto vuelo.
De todos modos, no faltará el oportunista que después de esta nota, recoja la iniciativa como proyecto propio y demagógicamente comiencen las promesas vacías y falaces, como el lavadero de lana, la petroquímica, la zona franca y promesas solo de campaña, nacidas para embaucar a un electorado distraído o adormilado.Por el contrario, el tiempo, la desidia de todos los gobiernos posteriores y el olvido de valores, ante la falta de objetivos políticos grandes y significativos, en definitiva, el no estar pensando en el otro, le hizo perder las alas al Aeropuerto de Caleta Olivia y lo abandonaron en caída libre, herido de muerte, hasta hundirlo en el olvido de la propia gente del lugar. (Agencia OPI Santa Cruz)
Se autoproclaman como hacedores de obras( las viales de Austral construcciones ) y en realidad son hacedores de ruinas donde gobiernan los peronistas-kirchneristas, son como el caballo de Atila donde pisan ellos no solo no crece el pasto tambian abundan las ruinas
Salas y del Río SRL le ofreció ( una superficie menor ) a la MCO, para la construcción del mencionado aeropuerto. Más aún, la empresa hizo la mensura del predio mencionado y se encuentra registrada – aprobada para la escrituración. La MCO debió entregar el título a la empresa sobre el remanente de las tierras. Pero las intendencias de Córdoba y Cotillo y Prades, no hicieron NADA AL RESPECTO. Hasta tal punto que nunca el MCO incorporó esas tierras ( en las computadoras municipales ) y las linderas para el cobro de los impuestos municipales. *Los paga los impuestos la Empresa Salas y Del Río SRL ( en liquidación ), en el ámbito de la Pcia. De Santa Cruz, incluidos los impuestos municipales del supuesto Aeropuerto de C.O.*
No sé quejen caletenses si a ustedes les gusta comer caca… siempre votan a los mismos…cuántos años de Kirchnerismo en Santa Cruz y caleta siempre con los mismos problemas ..el agua es el mas notorio…con toda la plata que gastan en los parches del acueducto que viene de CR tranquilamente podrían haber hecho un acueducto que venga de los lagos…y la circunvalación?? Cuánta veces la pagaron…los camiones hacen bosta la Costanera…parece que están esperando que un día una criatura crucé la calle y un camión lo pise ahí se van a lamentar…es una vergüenza lo que pasa en esta ciudad y en la provincia en general…pero bueno es lo que la mayoría quiere …COMER CACA
Cuántos aeropuertos desaparecieron en esta provincia durante estos años..uff
Que bueno que haya una persona que se haya tomado el tiempo para redactar esta nota, hoy andando en bicicleta con un amigo por el campo llegamos a la pista y él no sabía ni estaba enterado de dónde estábamos, yo por mi lado ya había escuchado la historia del Aeropuerto de Caleta Olivia por parte de algún tío o de mi padre no recuerdo bien… hablando sobre el tema con mi amigo, cuando le cuento sobre esto él no lo podía creer, asi que googleamos al toque y me encontré con esta nota, que la verdad, no sé quien la redactó, no sé si están inclinados hacia algún otro partido político o qué pero me encantó la forma en la que está redactada y la perspectiva desde que se la hace. Se agradece mucho el tiempo que se tomaron en hacerla y el compartir esta información que, si seguimos buscando, no hay nada mas al respecto, y es una pena porque es parte de la historia de nuestra ciudad, por un lado anecdótica e increíble, por otro lado es oscura y putrefacta.
Esta historia, la del Aeropuerto de Caleta Olivia, simboliza muy bien nuestro problema como caletenses, como santacruceños y como argentinos, y su olvido es un fiel retrato de nuestra falta de memoria.