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Dilema de la economía real: ¿los precios hoy se fijan por el dólar oficial de $ 125 o por el blue de $ 239?

Dólar moneda - Foto: NA

Según publica Clarín En las empresas cuidan los stocks y analizan los escenarios en el marco de una brecha que llegó a tocar el 100%.

Por: Daniel Fernández Canedo

El Banco Central vive una leve y transitoria brisa de alivio en medio de una de las peores tormentas financieras de los últimos tiempos.

El equipo que conduce Miguel Angel Pesce logró superar por US$ 10 millones la meta de acumulación de reservas prevista para el primer semestre de 2022 con el Fondo Monetario Internacional.

Fue despúes de haber acumulado US$ 1.500 millones en una semana de virtual feriado cambiario a partir del freno interpretativo que generó la resolución del lunes pasado, limitando la venta de dólares para importación y consolidando el esquema restrictivo basado en que cada importador se consiga el financiamiento para obtener dólares.

La semana cambiaria, por tanto, se caracterizó por los directivos de las empresas analizando la resolución del BCRA en forma simultánea a los stocks y las listas de precios para lo cual la pregunta clave fue: ¿cuál es el dólar de reposición del componente importado de los costos?

El análisis trajo al presente la discusión de octubre de 2015 de Alfonso Prat Gay, antes de ser ministro de Economía, sobre que en aquel momento el dólar blue de $ 16 era altísimo (el oficial estaba en $ 9,50) y que con el nuevo gobierno el dólar iba a bajar.

La sensación de aquel momento, y con otro cepo, era que los precios se habían acomodado al dólar blue, pero la unificación cambiaria aportó una buena cuota a que la inflación fuese de 36% en 2016 con una suba de más de 10 puntos respecto del año anterior.

En medio de la incertidumbre y el endurecimiento del cepo, con apertura a 100% de la brecha cambiaria, las empresas y los comercios se encuentran frente al dilema de qué dólar tomar para confeccionar las listas de precios de los productos con componente importado.

El Gobierno no está en condiciones de brindar certeza sobre el abastecimiento de dólares en los próximos meses y, de hecho, el superávit cambiario de los últimos días estuvo favorecido por la demora en el ingreso de algunos barcos gaseros que no pudieron descargar por problemas operativos.

En términos futbolísticos, los funcionarios definen la estrategia oficial como “Bilardismo full”, que traducido sería cuidar los dólares de a uno y sentarse arriba de la caja en el entendimiento de que lo peor que le puede pasar al Gobierno es volver a queda al límite de no tener reservas netas.

Pero no es el único riesgo importante que vive en estos días el Gobierno en el área económica: el mercado de los bonos en pesos se mantiene en un equilibrio precario después del derrumbe de hace tres semanas, cuando dos organismos públicos salieron a vender títulos atados a la inflación y prendieron las alarmas del sector privado.

En los últimos días, y a partir de las compras del Banco Central, los bonos argentinos parecen haber encontrado un piso (bajo, pero un precio mínimo al fin) que le permitió al Banco Central salir a vender parte de los que había comprado.

Que los bonos argentinos tienen precio de remate, y los de dólares ofrecen rentas siderales del orden del 40% anual, es una realidad tan palpable como el hecho de que no hay compradores genuinos. Es tal la desconfianza sobre si el Gobierno podrá navegar la crisis que los compradores, hasta de títulos indexados a una inflación que podría llegar y superar 70%, siguen retraídos.

La regla que esgrime el Gobierno en estos días indica que cuando los bonos atados a la inflación que vende el Tesoro ofrezcan tasas negativas, el Central saldría a comprar para sostener los precios. Y en este punto hay un tema sensible: el ministro Martín Guzmán se resiste a subir la tasa de interés que ofrecen esos papeles y, por tanto, el camino hacia la estabilización puede tener baches.

En el umbral del segundo semestre, que es el de la escasez de dólares, ya que el campo liquidó la mayoría de las divisas en la primera parte del año, la situación cambiaria vuelve a ser precaria y la señal clara de las autoridades es que otro eventual apretón del cepo se presenta como amenaza en caso de profundización de una crisis en la que capea la falta de confianza sobre si el Gobierno podrá establecer reglas más o menos claras para superar la situación. (Clarín)

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