La política, tan sucia como necesaria

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(Por: Rubén Lasagno) – La política en su peor faceta es un arte sucio, innoble, que puede ser transformadora, pero no necesariamente en el aspecto positivo y proyectivo, tendiente a resolver problemas de la gente, sanear las enfermedades sociales y contribuir al bienestar de la población.

La palabra “política” es inocua, acética y atractiva a la vez, pero a su práctica la hacen aberrante los políticos, quienes solo la usan como un término justificador para contribuir a sus intereses personales, partidarios o corporativos. Sin embargo, la política, es la única salida que tiene el ser humano para convivir y evolucionar.

Dicho esto, si el mecanismo de la política es la única vía resolutiva para la convivencia social dentro de la democracia, coincidimos que la política es indispensable, irreemplazable y necesaria para que el ser humano viva en comunidad. En todo caso, es un objetivo humano, perfeccionarla.

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Ahora bien, los mecanismos para hacer política, la forma de conducir la política, de interpretar las normas en beneficio sectoriales, de personas o de partidos, la transforma en un objeto sucio, amoral e infame, por parte de los políticos que la practican, precisamente.

Argentina, aunque seguramente no es el único país, es el paradigma de la mala política en todos los órdenes, nacional, provincial y municipal, impulsada y ejercida por políticos improvisados, sin preparación, sin conocimiento, sin honestidad intelectual y sin la mínima preocupación por crecer en el ámbito donde se desarrollan.

Un país sin justicia, imprescindible

La única forma de regular a la política es mediante una justicia proba. Y la justicia proba, se entiende, nacerá cuando exista una clase política honesta. El enigma de quién nació primero, el huevo o la gallina, tiene un árbitro indiscutido que puede resolverlo: la sociedad, la gente, el ciudadano común, a través de un arma mortal. el voto. Pero como toda arma, se puede usar para el bien o para el mal.

En un país donde, como el nuestro, la clase política no posee moral (independientemente de quién se trate y a qué partido pertenezca), la justicia seguirá atravesada por la corrupción, sometida, será prebendaria, permanecerá politizada y perecerá obsecuente del poder de turno. Un país sin justicia, es el caldo de cultivo de la inmoralidad, la delincuencia y paradójicamente, de la injusticia propiamente dicha.

En ese contexto, ninguna política (social, económica o financiera) va a ser para la gente, para la sociedad, sino y exclusivamente, para una parcialidad dominante; servirá al circo de las candidaturas a cargos que se llenan de amigos, parientes y favorecedores y de los pooles financieros que engrandecen sus bolsillos a costa del achicamiento de las condiciones sociales y laborales de los que menos tienen.

Todos son casta

Y esto puede parecer sacado del relato del socialismo decadente que reparte moralina hasta que le toca estar en el poder, para hacer lo mismo que los conservadores o los libertarios, pero no es así; la hipocresía de la clase política en general es un sello distintivo de una casta, como le gusta decir al actual presidente Milei, palabra con la cual también se autodefine junto a los improvisados “libertarios” que creen en la motosierra, siempre que no corte los brotes verdes de su propia casta corrupta como la que infecta el PAMI, YPF y otros entes públicos y muestra su peor representación en nuestra provincia con Jairo Guzmán, el coimero oficial del PAMI, que aún ni siquiera se midió en una elección y ya mostró la hilacha.

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Las traiciones, las mentiras, la falsedad ideológica y anomia moral que impera entre la clase política argentina, además de dar asco al hombre común, crea una resistencia contínua a seguir apostando al voto como búsqueda de un cambio.

No es casual que en el padrón de CABA el último domingo haya ido a votar menos del 50% registrado. Una forma silenciosa de evocar aquel “que se vayan todos” a partir del cual nunca se fue nadie.

Los gobernantes, los candidatos políticos y los funcionarios, se han alejado de la gente. La mayoría busca arroparse en salario del Estado, acomodar a su familia y resistir lo más que pueda en algún puesto bien remunerado. Nadie o muy pocos trabajan por el país y ninguno por el interés social.

Estamos hartos de mesiánicos y fabuladores, de chorros, especuladores, oportunistas y corruptos de toda laya que actúan en defensa propia cuando abortan cualquier atisbo de transparencia que alguien intente darle a la política. El fracaso de la Ficha Limpia, tanto en nuestra provincia como en Nación es el claro ejemplo de esto que decimos; la cobertura legislativa a Fernando Españón en Santa Cruz es otro ejemplo de la inmoralidad que atraviesa al Estado en todas sus formas.

En la cabeza del poder nacional tenemos un presidente que traiciona a quienes le ayudaron a llegar donde está. Hoy son declarados por él como enemigos de su gobierno y al lado, un Mauricio Macri desdibujado, insulso, casi entregado, que se deja manosear, mientras sus ex compañeros de batalla del PRO, están especulando si se pasan o no a LLA, de acuerdo al cargo que le ofrezcan. A todos ellos, tampoco hay que volver a votarlos.

Y en primera fila tenemos, aún hoy, a una mujer dos veces condenada por robarse un país y una parte de la política nacional y provincial espera que se ponga a la cabeza del partido que viven cambiándole el nombre para hacerlo más digerible, pero que se llama Frente para la Victoria.

Me canso de repetir, la culpa no es de ellos. Hacen lo que deben hacer para permanecer, resistir o volver, porque su naturaleza amoral los impulsa a insistir una y otra vez hasta conseguirlo.

El problema es nuestro, que no exigimos honestidad, no ejercemos control y no sabemos votar, porque antes de ir a las urnas, no nos interesamos por saber de quién se trata, qué ha hecho, para qué se propone y qué antecedente lo precede. (Agencia OPI Santa Cruz)

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4 COMENTARIOS

  1. Lamentablemente, el país no tiene políticos, son todos oportunistas, mucho menos tiene justicia, son todos puestos de jueces por los mismos oportunistas para que les tapen todos sus actos corruptos, lamentablemebte roben, por nas que uno quiera votarcñ a alguien honesto y capaz no ño encuentra en ninguna lista

  2. Restan 928 días para que esta gestión provincial sea solo un mal sueño.-
    Ahí varios traidores que se arrepentirán.. la plata que mas vale es la palabra.-

  3. A nivel federal, tenemos algún atisbo de justicia cuando surge un héroe, lo cual sucede rara vez. Claramente, los tiempos de la justicia no son los tiempos de una parte de la ciudadanía que, expectante, sueña con un cambio de paradigma judicial: La justicia como concepto abstracto mas cerca del deber ser, de lo que es realmente. Una obra de teatro berreta.
    A nivel provincial, la historia es aún peor, no hubo héroes. El único que se animó fue el Dr. Sosa, cuando ya no era funcionario, que sólo obtuvo un hermoso fallo de la CSJ dándole la razón y convengamos, que fue en causa propia. Pero funcionarios judiciales héroes, no, no hubo. Está tan corrompido el poder judicial que el honesto es perseguido, el que se porta mal, el de carácter fuerte, el díscolo, el rebelde que no se somete al poder, al que se lo persigue, se lo lima, se lo socava, denigra, hasta sacarlo.
    Es difícil creer en un Poder Judicial cuando los vocales son, quienes son. Todos sabemos quienes son y lo que son, esto sigue siendo un pueblo chico. Particularmente, Mariani, Ludueña y Fernández, son personas de temer ( entiéndase, representan un peligro). Y parece que nos olvidamos, pero esta gente se niega a someterse a solicitudes de juicios políticos, utilizando artilugios legales en una demostración mas de lo intocables que se sienten, esperando planchar todo hasta que vuelvan los “del palo”. Claro que la justicia es lenta. Ellos se habilitan a sí mismos, por estar sentados en ese sillón sintiéndose intocables, impunes, emperadores de pacotilla de un imperio en decadencia y desprestigiado, conductas que para otros son reprochables. Y la autoridad moral?. Nunca me voy a explicar semejante cara de amianto. Lamentablemente, no son los únicos en el Poder Judicial con cara de amianto. Enarbolan falsamente varias banderas. La mas rimbombante la bandera del feminismo, pero dependiendo el victimario. Irrita verlos tan radicalizados con algunos y tan laxos con otros. La sororidad es, depende quien. Pero, sacan la careta si les resulta políticamente conveniente. Porque acá el caretaje, el oportunismo político y temporal, no es exclusivo de un lado, de este lado también lo es, y es aún peor, porque viene de parte de las personas que deberían aplicar el derecho, hacer justicia, la esencia misma de su existencia y razón de ser. Aún así, no son los únicos actores de este circo.
    El gremio colabora por acción y omisión, como en todos los casos, porque no es el único en esta bendita provincia. Esta provincia es mediocre, porque los gremios han sido funcionales al poder político, han colaborado en arruinar lo poco de bueno de algunos organismos o poderes. Un gremio que defiende malos empleados, que no jerarquiza al profesional, que aplica erróneamente la doctrina de la justicia social porque es mas conveniente defender a las masas, que aplaude los resultados de procedimientos mal llevados y con vicios graves que hacen nulo de nulidad absoluta lo actuado en cualquiera de los tres poderes del estado, que generalmente actúa con parcialidad y de forma arbitraria dependiendo que tan bien cae la persona sometida a ese seudo procedimiento, si es o no sumiso al poder oculto, si tiene cuña, etc, etc. etc. PORQUE TODO ES POLITICO, NO ES UN GREMIO RESPETABLE. NO HAY GREMIOS RESPETABLES EN SANTA CRUZ Y no son actores menores, son los que podrían contrarrestar el poder.
    Finalmente, nosotros. La ciudadanía. Los mas grandes responsables. Somos responsables a la hora de votar. Somos responsables cuando leemos cualquier pasquín de cuarta que con titulares engañosos nos mal informan y levantamos, con una rapidez inusitada, el dedito acusador sin mucho análisis, sin contar con ninguna fuente fidedigna. Somos responsables cuando nos doblegamos al poder que subyace en todo ámbito, cuan fantasma hambriento en busca de almas débiles que se encogen los hombros y solo se limitan a decir, así es el sistema. De estos, la gran mayoría. Somos responsables por no hacer nada, por no comprometernos, por vivir quejándonos y no unirnos en un reclamo masivo a exigirles las renuncias a toda esta “gente”, por pretender que otros vayan contra un sistema arraigado hace décadas y lleven adelante peleas que son nuestras, las del pueblo. Mientras los dejamos solos con las consecuencias. Porque señores, esto no explota por el temor a las consecuencias y a la muerte cívica que representa ir contra este sistema SOLOS, no por falta de causas y razones válidas. En resumen, esto no explota por la falta de compromiso, queremos una sociedad mejor sin hacer absolutamente nada para merecerla.
    Claro que si, somos responsables.

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